Todas las actuaciones y mejoras han intentado conservar lo máximo posible todos los materiales y estructura preexistente, intentando la recuperación con auténtico respeto a la edificación.
Tras la rehabilitación el espacio ha quedado totalmente habilitado para el uso, en condiciones de seguridad y salubridad e higiene óptima para la realización de todo tipo de reuniones de la asociación y actividades socioculturales.
La inauguración tuvo lugar el 8 de junio de 2019 y contamos con un padrino de excepción, el caspolino y referente cultural en Aragón Miguel Caballú Albiac, que nos dedicó un decálogo de veinte puntos más que inspirador.
El presupuesto invertido ha sido de 24.769,88 euros, financiado en un 80% por ayudas europeas, en concreto por Fondos FEDER. Desde el grupo de desarrollo local CEDEMAR, que gestiona estas ayudas, se ha entendido que nuestro proyecto se ajusta a las estrategias de desarrollo local LEADER en el marco del Programa de Desarrollo Rural para Aragón 2014-2020. El 20% restante se ha conseguido gracias al apoyo ciudadano: con el proyecto “Apadrina una teja” (foto siguiente) y lo recaudado mediante crowdfunding de Hispania Nostra. Recogemos el nombre de cada uno de ellos a modo de agradecimiento, tanto empresas como particulares, en nuestro apartado “Ya han colaborado”.
ACTUACIONES ARQUITECTÓNICAS
Las paredes interiores eran de adobe y tapial y se encontraban en muy mal estado. Ha sido necesario revocarlas en su mayoría por cal y reparar el tapial con barro, que se ha podido conservar en la parte alta de la estancia. También se ha podido conservar la pared de piedra en la zona en la que ahora se han ubicado los dos baños.
Uno de los principales elementos a que queríamos conservar especialmente en esta fase de restauración ha sido la cubierta. La mayoría de los maderos son los originales. Se quitaron, se limpiaron y protegieron y se volvieron a colocar. Lo mismo con las tejas, que son las mismas que había a excepción de alguna. Los cañizos se tuvieron que sustituir por otros nuevos, pero elaborados manualmente con cañas del entorno por el artesano local Juan Pedrola.
Y las baldosas del zócalo, al igual que algunos elementos del mobiliario interior, como sillas, cestas o la vacía para el pan ubicada a modo de mesa, han sido donadas por la caspolina Pilar Borruey.
Las pozas realizada en barro, artesanalmente también, por nuestra socia colaboradora Arancha Delgado Camón.
Los bancos de los lavabos y el oficce y los espejos de los baños han sido elaborados artesanalmente en madera de olivo y donados por el artista caspolino Jose Manuel Fillola.
Algunas tareas más sencillas las pudimos ir realizando entre socios y voluntarios los fines de semana. Limpiamos tejas y maderos, les dimos a estos últimos la protección correspondiente, o desmontamos palés para hacer con ellos la puerta de entrada.
Además de los que salimos en la foto, también colaboraron los últimos días con la limpieza y adecuación del espacio las socias Natividad Vicente y Sabina Martínez.
LABORES DE RESTAURACIÓN: La tocinera.
Tampoco hemos querido descuidar la recuperación de esta puerta tan auténtica que da este acceso tan peculiar a la estancia.
Había partes de la puerta que estaban irrecuperables, las pudimos sustituir gracias a la colaboración de José Luis Pascual.
Todos los productos usados para su restauración han sido naturales, como la nogalina o el aceite de linaza que le ha dado la protección final. Todo el proceso se llevó a cabo por la socia colaboradora Cristina Ferrer en El Almacén, un taller local de recuperación de muebles, gracias a la profesora Enriqueta Cubeles.
Nos hubiera gustado haber hecho la puerta de acceso de en forja artesanal, de hecho ya había hecho los diseños y presupuestos nuestro socio colaborador Luis Albiac, que se ofrecía ha realizar el trabajo gratuitamente. Los mostramos ya que es una obra pendiente que esperamos poder hacer cuando tengamos presupuesto, o por si algún mecenas quisiera colaborar de esta manera.